Hola de nuevo mis lectores. Hola
de nuevo mi más preciado lector y autor, Margarita. Esta noche me encuentro
aquí sentada, vacilando acerca de lo que debo o no hacer. Estos últimos días
han sido difíciles de llevar por causas diferentes, entre las cuales está, filosofar. Sí, este término que tanto
escuchaste a lo largo de tu preparación académica, y que a veces olvidas su
mismo significado.
¿A qué viene todo esto? Desde que
estaba en el COBAT “(la preparatoria), específicamente en sexto semestre, tuve
una nueva revelación por así decirlo, la filosofía, eso que a muchos de mis
compañeros no les interesaba, la clase cual aborrecían, lo cual me sorprendió
al descubrirlo y no entendía por qué,
hasta que me di cuenta que cuando entraba por la puerta de ella me enfrascaba
amorosamente y escuchaba a la par del pensar propio. Esa, podría decir que fue
mi materia favorita de los tres años que estudie en la preparatoria; lo que
hacía que disfrutara tanto esa materia es porque se me había revelado una nueva
forma de ver la vida, la búsqueda de conocimiento, el cuestionamiento de la
vida misma, el cuestionamiento propio, el conocimiento de la profundidad que
puede abarcar algo con ayuda de la curiosidad, y el saber que otras personas
mucho tiempo atrás filosofaron, lo habían hecho posible y la acrecentaron. Quedé
realmente fascinada, y con gran ayuda creo yo de la Lic. Minerva Mendoza quién
impartía dedicadamente esa materia.
Hoy años después de recordar a la
lejanía mis citas con la filosofía, por fin se da una situación donde quiero y
necesito recobrarla de nuevo. Hoy, esta noche, inspirada por la obra
ensayística de Jorge Portilla “Fenomenología del relajo” me he puesto a
escribir esta nueva entrada de blog, dando por cancelada –Beto- la cancelación del
mismo, ya que pienso que puede tener más oportunidad de expresión de la autora.
El por qué del título.
Ahora llegando a esta parte,
explico. Uno de esos días recientes en que me puse a pensar, llegué a la
conclusión: de la libertad nace el amor.
¿Te preguntas por qué? Yo no, ya que aunque es muy trillada en los memes la frase “la respuesta está en tu
corazón” no está tan equivocada, y sin restarle la seriedad preestablecida en
la intención de esta nota, añado la siguiente reflexión:
Desde mi punto de vista amar es
desear con mucha intensidad el bien de alguien o de algo, procurarlo
desinteresadamente, más aun conocerlo. Implicando
a su vez tiempo, dedicación y esfuerzo.
¿Alguna vez has amado? Sí,
pregúntatelo, no sólo lo respondas de manera rápida, como si estuvieses condicionado
a responder lo mismo cada vez. ¿Alguna vez has amado a alguien o a algo? ¿Te
has amado a ti mismo?
Las personas estamos dotadas con
algo, a mi parecer fascinante: la capacidad de amar. Podemos amar a otras
personas, podemos amar cosas, podemos amar recuerdos, situaciones, creencias,
animales y así podría enmarcar una lista eterna, pero el objetivo de esto es
preguntarte y preguntarme, ¿Qué me hace amar? ¿Qué provoca en mí el amor?
Es aquí cuando se integra mi
segundo sustantivo del título: la libertad.
Al tomar decisiones basadas en tu misma filosofía de vida, en tu amor propio y
en tus convicciones, se da nacimiento a la libertad, eso que hace sentir que
tienes el control de ti y tu propio destino, lo que te hace luchar (término
algo dramático para mí) por una causa y hace sentir satisfacción propia.
Ahora, ¿cómo enlazamos estos dos
términos? Al estar desatado de las
cuerdas que desde pequeños nos ata la sociedad a través de la propia
cultura donde estamos inmersos, de la familia y sus valores (no siendo
negativos en sí), de las costumbres y de las creencias sin cuestionamiento,
llegué (con ayuda) a la conclusión de el hombre se hace consciente de sí y de
su poder (alcances y limitaciones) dándonos albedrío, fuerza de decisión a la
voluntad. Siendo esto posible, son incontables las opciones a elegir que se presentan o pueden realizar desde
la propia reflexión, dejando total apertura, sin dogmatismo o prejuicios
mezclados con la moral contextual o cultural. Permitiendo el crecimiento y
entrelazamiento de las hebras del conocimiento buscado deliberadamente, dando
paso al amor.
Desde mi punto de vista, la
libertad, el conocimiento y el amor van estrechamente ligados uno a otro. Sólo hace
falta preguntarte ¿Soy feliz con…? … si te lo preguntas: se cita de nuevo la
frase “la respuesta está en tu corazón”. Muy subjetivo, por
supuesto.
Ahora
les dejo a Gohan con cara de adulto.
¡Hola de nuevo amigo lector!
Dentro de esta nueva entrada están enmarcadas
varias de mis reflexiones y de mis muy personales puntos de vista resueltos de
mi propia experiencia, con la finalidad de expresión de mi sentir y de mi
pensar.
Tengo una idea respecto al amor: El amor es tan sencillo que lo hacemos complicado o buscamos complicarlo. Desde mi punto de vista y experiencia, le he buscado alguna explicación, lo he cuestionado, lo he buscado fundamentar; pero al final llegué a esa idea o clase de conclusión, el amor simplemente es.
ResponderEliminarTengo la idea de que el amor es algo natural, que se puede dar si se dan las condiciones adecuadas, y viendolo un poco desde la perspectiva de evolución, es indispensable para que podamos sobrevivir y preservar nuestra especie. Tal vez suene muy técnico o inflexible, sin embargo pienso que sólo es necesario observar el mundo que nos rodea comos eres humanos... ¿quién sobreviviría sin amor?, hablando de manera literal y con un ejemplo: de bebés necesitamos del amor de nuestros padres para poder sobrevivir ya que somos totalmente indefensos... lo que sucede después es lo que yo pienso que es lo que tú llamas complicación... Los seres humanos, la sociedad y sus estándares que van a veces tan alejados de nuestra propia humanidad.
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