Tratando de definir mi tendencia
organísmica heme aquí debatiendo interiormente como debo empezar esta entrada o
escrito. Desde la última vez que decidí escribir (de la libertad nace el amor) han sucedido muchas cosas, de las
cuales creo he aprendido mucho, aunque siento aunque estoy en proceso de
superación o autoactualización.
Desde que comencé mi proceso terapéutico,
han surgido muchos cambios internos, aunque esta nueva Margarita que estoy
viendo ahora no me gusta del todo… creo que es por eso que mi psicóloga me
menciona que lo único que me falta es terminar de aceptarme a mí misma y ahora
caigo en cuenta de porque…
Siempre la vida implica nuevas
experiencias y no exceptuando mi caso, también las tuve, desde mi infancia
hasta el día de hoy muchas de ellas me han hecho ser lo que ahora soy, pero
últimamente no tan inconscientemente :P… una de las más significativas fue a
mis 19 años, cuando conocer a alguien especial cambio mi vida en todo sentido,
y no me refiero a que esta persona me llenó de regalos, o cosas superficiales y
que son sobrevaloradas en el mundo moderno, especialmente en los medios, sino,
algo que definitivamente si fue nuevo para mí, y lo que me preocupa es que aún es
desconocido para una infinidad de personas, estoy hablando de la aceptación
incondicional.
Una de las cosas que han cambiado últimamente es que por convicción
propia me he adentrado más en los escritos de Carl Rogers, hablando
específicamente de la terapia centrada en la persona. Dentro de las cosas que
me llaman más la atención sobre esto son los resultados favorables que se
obtienen durante el proceso terapéutico tendiendo como uno de los puntos clave,
precisamente esta aceptación incondicional que antes mencioné, ahora es cuando
entrelazo el párrafo anterior con este… al conocer a esta persona que menciono,
sucedió precisamente esta aceptación incondicional, y aunque probablemente
también influenciado por nuestras edades adolescentes idealizadoras, se dio una
relación reciproca de esta aceptación y entonces comenzaron a surgir cambios,
al menos en mi persona; hablo específicamente de lo que tal vez algunos de
ustedes ya hayan escuchado de mí: una de
las mejores épocas de mi vida, pero yo siempre lo atribuí al amor que
pensaba había desencadenado la relación, y no estaba tan equivocada, aunque
ahora veo todo esto con más claridad. Lo que sucedió fue que al tener esta
aceptación incondicional me sentí precisamente así, aceptada, lo que
posteriormente abrió mi tendencia a la actualización donde se vieron
características en mi como alegría o felicidad pura, visión optimista de la
vida, disfrutar cada instante de ella, búsqueda incansable de experiencias y
conocimiento en libros, poniendo atención a mis maestros, y además total
sentimiento de amor… todo esto me hacía sentir plena y optimista a pesar de la presencia de los problemas de
la vida cotidiana, inclusive ayudó a superar una cuestión un tanto más fuerte
en lo personal.
Ahora entiendo con mayor exactitud lo que
Rogers plantea en su terapia centrada en el cliente y en como la relación terapéutica es la clave,
además gracias a esto tuve un insight extraño y feliz, incluso hasta llegar a
las lágrimas, siendo agradable saberlo.
Lo anterior inevitablemente me lleva a la
reflexión acerca de ¿qué tanto las personas son aceptadas o tienen una relación
de aceptación incondicional? Y el sólo hecho de hacerme esta pregunta me asusta
o preocupa un poco, por que como leí hace poco, generalmente las culturas en
las que nos encontramos inmersos no están sincronizadas con nuestra tendencia
actualizante, lo que ocasiona que las personas nos lleguemos a sentir aceptadas
sólo cuando se dan las condiciones requeridas
por la misma cultura, sociedad (condicionando así nuestro sentimiento de
valía) y llegando hasta nuestra familia, de dónde como psicólogos, sabemos que
de la relación familiar se origina la formación física, mental, espiritual y
más de la persona.
A fin de todo esto, veo relacionadas esta y mi anterior entrada (de la
libertad nace el amor).
Ahora, para terminar, te dejo para ti la reflexión misma que me hago
ahora, ¿qué tanto nuestra cultura y sociedad mexicana está alejada de lo que yo
soy en realidad? ¿He tenido una aceptación incondicional?